Mensaje de octubre de 1927 de la Logia 7 de Junio de 1891 “A los buenos patriotas y hombres libres
Mensaje del año 1927 de la Logia 7 de Junio de 1891 “A los buenos patriotas y hombres libres”
Es de interés, como otro ejemplo de cómo la Masonería se hacía presente ante la sociedad, cuando la importancia de los problemas lo requería, recordar la Declaración que la Logia “7 de Junio” hizo pública en octubre de 1927, dirigida A los buenos patriotas y hombres libres, en momentos en que se cernía sobre el mundo la sombra de los regímenes totalitarios, y cuando Leopoldo Lugones anunciaba 'La Hora de la Espada'.
A LOS BUENOS PATRIOTAS Y HOMBRES LIBRES
En nuestro país se desarrollan en estos momentos dos sistemas de propaganda que convergen a un mismo fin: el desprestigio de la democracia y el ensalzamiento de la dictadura.
Por un lado llevan a cabo esa obra los que atacan sistemáticamente las instituciones representativas creadas por la carta fundamental del país, viendo de éstas solamente los aspectos susceptibles de crítica y ocultando lo que ellas tienen de eficiente para el progreso y el bienestar del pueblo.
Por otro, la completan los partidarios de la dictadura. En nuestro país esas dos actitudes convergentes están minando las bases sobre las cuales ha sido organizada la República, y difunden el peor escepticismo entre la masa popular, preparándola, de tal modo, para soportar cualquier régimen que la prive de las libertades necesarias al progreso.
Contemplar en silencio esos hechos, sin oponerles una acción que sirva para esclarecer las conciencias, es hacerse cómplices de los propósitos que animan a esa propaganda.
Es deber, pues, de los hombres libres oponerse, por los medios lícitos a su alcance y usando del derecho de opinión vigente, a la obra liberticida en están empeñados los enemigos encubiertos y declarados de la democracia.
En la defensa por las libertades inherentes al régimen de democrático de gobierno, nos asiste la profunda convicción, abonada por la experiencia de la historia, de que solo dentro de un sistema social que asegure a todos los individuos la libre aplicación de sus facultades creadoras, es posible la renovación de valores, el acrecentamiento de los bienes materiales y el perfeccionamiento intelectual y moral de los ciudadanos.
No se conoce ejemplo que hayan florecido jamás bajo la sombra de ninguna dictadura los bienes sagrados de la civilización.
Donde la libertad fue reemplazada por la tiranía, y el ejercicio del poder público depositado, sin control, en una o pocas manos, siempre alcanzase como resultado la corrupción en todos los órdenes de la administración pública y el estancamiento, cuando no el retroceso, en el trabajo y la vida del pueblo.
El espectáculo que ofrecen los países sometidos después de la gran guerra a sistemas donde rige soberana la voluntad de un solo hombre, contrista a las personas de espíritu libre. En ellos no han podido, ciertamente, los verdugos de la democracia, someter a sus designios a esos pueblos, sin antes mancharse en la sangre generosa de los hombres libres.
Justo es recordar, con este motivo, a todas las instituciones y grupos sociales defensores de la ciencia, de la justicia y de la verdad, perseguidos por los tiranos, porque encarnan y realizan en esos países, los ideales de la libertad.
En defensa de los principios básicos de nuestro país (dentro de los cuales el pueblo puede desarrollar su progreso y alcanzar su emancipación), amenazados por la propaganda sediciosa de los amigos de la tiranía, corresponde que cada ciudadano y patriota evite confundirse, en su acción cívica diaria, con la obra liberticida de los enemigos de la República y la democracia.